miércoles, abril 26, 2006

Foucault I



Nos encontramos ante una de las personalidades más controvertidas del pensamiento contemporáneo: Michel Foucault, el mismo que dijo sin despeinarse: “Creo que el humanismo, por lo menos en el nivel de la política, se debería definir como toda actitud que considera que el objetivo de la política es la producción de la felicidad. La felicidad no existe y menos aún la felicidad de los hombres”.

La MUERTE DEL HOMBRE, acontecida en nuestro tiempo, no deja de mostrarnos que el de hombre es un concepto reciente. Foucault coincide con Artaud en la idea de que el humanismo, desde el Renacimiento, fue una disminución del hombre antes que un logro. Nuestras sociedades contemporáneas, caracterizadas por la desaparición del espacio público, el descrédito de la política y la proliferación de mecanismos de control social neutros, de vigilancias que tienen en el panoptismo su modelo ideal, dan forma a una moderna “Física del Poder”. Es decir, la desaparición de las policías en favor de múltiples instancias de observancia, un dispositivo reticular en las cárceles, pero también en escuelas, fábricas, academias militares... Una bigbrotherización de grandes dimensiones que parte del panóptico de J. Bentham, y baste decir aquí que este tomó su idea de la disposición arquitectural de un zoo escandinavo. Surge una nueva tecnología de gobierno. El nacimiento del alma como cárcel del cuerpo. El humanitarismo, el respeto, el movimiento progresivo por introducir más dignidad en el castigo (y también su ocultación) muestran su fracaso, que es también el más amplio de la Ilustración (Aufklärung o Lumières), del movimiento derechohumanista.

La sociedad del Absolutismo estaba mejor representada en el Poder a través de sus ceremonias que en la actual, y el criminal (el regicida) en su martirio público era encumbrado por la plebe en procesos de reversión que producían la movilización del vulgo contra el Poder, el ensalzamiento en toda una literatura de subsuelo del criminal. Proliferan los ilegalismos, los cuales encuentran grandes posibilidades de desarrollarse. La sociedad de las Luces trae consigo el triunfo atroz de la delincuencia porque ella la produce: ese es el fracaso de la prisión moderna. Porque esta nueva sociedad fundada no en formas disciplinarias de Poder, necesitaba una “nueva forma de derecho”, hasta extender la lógica de la prisión a todas los escenarios sociales.

Paralelamente, surge todo un movimiento de represión del raro, del weirdo, que ha de ser ocultado, recluido en recintos psiquiátricos para, con propósitos humanitarios, reintegrarlo en el flujo de la normalidad. Esa locura que ahora se oculta estuvo presente en el horizonte social desde la Edad Media y el Renacimiento como hecho estético y mundano. Desde el s XVII, con el confinamiento de los locos, experimentó silencio y exclusión. Perdió su función de Revelación (lady Macbeth dice la verdad cuando se vuelve loca), mudando en algo ridículo. El s XX engrilla la locura desde una aproximación positivista, desde la desviada filantropía de la psiquiatría moderna. La poesía de un Artaud intenta restaurar la experiencia de la locura y su poder de revelación, extinguido mediante el confinamiento. (Progresiva exclusión del raro en aras de la uniformización social).

1 Comments:

Blogger zombre said...

BIEN, Y ME ENCANTA CUANDO DICE ARTAUD "SE INVENTO LA PSIQUIATRIA PARA PROTEGERSE DE LA INDIGACIONES DE LOS ILUMINADOS SUPERIORRES" ADEMAS RECUERDO QUE LO CUIDABA LACAN, CREO QUE SE PASO DE LA PALABRA A LA ACCION, Y NUEVAS FROMAS DE CONVIVENCIA, ESPERO QUE ALGUN DIA, ESTAS FORMAS SE DERRAMEN Y NO SIGAMOS ATRAPADOS. AL FINAL PURAS ESPERANZAS .

8:17 a. m.  

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